En la etapa final de la vida toda persona necesita tranquilidad y alivio ante los posibles síntomas derivados de la enfermedad. En el aspecto físico, durante los últimos días de vida el cuerpo comienza un proceso en el que se van apagando todas sus funciones. Por lo general ocurre de forma paulatina, son cambios normales y naturales y lo mejor es proporcionar cuidados orientados al alivio y al bienestar. A nivel emocional, es importante estar en paz con su propia historia, haber resuelto asuntos pendientes y sentir que obtiene el permiso de las personas queridas para dejar este mundo son facilitadores de un buen final de vida. A continuación, se detallan síntomas y cambios que son comunes en este proceso, así como los cuidados que se pueden proporcionar para contribuir a su alivio.

Disminución o falta de apetito:

Es un tema que suele preocupar mucho a los familiares. Culturalmente consideramos la comida como algo fundamental para el bienestar de nuestros seres queridos, pero debemos tomar consciencia de que, en la etapa final de la vida, las necesidades de energía son mínimas o nulas. Forzarle a comer o a beber, solo puede provocar incomodidad o incluso, cuando la persona se encuentra ya con bajo nivel de conciencia, llegar a ser peligroso, ya que podría atragantarse. ¿Qué puede hacer?

  • Que coma lo que quiera cuando quiera.
  • No se debe obligar al paciente a comer. La falta de apetito en estas enfermedades es normal y tiene muchas causas.
  • Es recomendable ofrecer una dieta acorde con sus preferencias, una “dieta de capricho”, con pequeñas cantidades, varias veces al día, en platos pequeños.
  • Es recomendable que la persona enferma coma con el resto de la familia siempre que sea posible y mantener su vida de relación social, que la comida siga siendo un acto placentero.
  • Si existe dificultad o dolor para tragar:
    • Ofrezcamos alimentos blandos pero espesos y bebidas a temperatura ambiente o frías.
    • Podemos emplear analgésicos (fármacos para el dolor) o anestésicos locales antes de comer o hacer enjuagues con manzanilla.
    • Ayudemos al paciente a adoptar una postura incorporada para evitar el riesgo de que la comida se introduzca en la vía respiratoria.
  • La pérdida de peso o deshidratación en estas personas es normal y está relacionada con la propia enfermedad, no con el hecho de que coman menos.
  • Para evitar la aparición de náuseas y vómitos, es importante mantener una postura cómoda, administrar correctamente la medicación recetada, seguir las pautas en alimentación y controlar el dolor y el estreñimiento.

dolor al final de vida

Dolor

Hay enfermedades que pueden provocar dolor y es probable que en los últimos días aumenten las necesidades de analgesia. Existen diferentes medicamentos para el alivio del dolor. Ante una enfermedad incurable lo más importante es evitar el sufrimiento y hay que tener en cuenta que no aceleran ni frenan la evolución natural de la enfermedad, como tampoco adelantan ni retrasan el momento de la muerte. ¿Qué puede hacer?

  • Intente evitar movimientos o gestos que provoquen dolor.
  • Administre los medicamentos que le hayan recomendado los profesionales. Si la persona enferma no es capaz de tragar, comuníqueselo al personal sanitario.

Sensación de falta de aire:

En esta fase es frecuente que la persona sienta que le falta el aire, dificultad para respirar o sensación de ahogo, habitualmente acompañado de ansiedad y angustia. Esta sensación no siempre se asocia a niveles bajos de oxígeno. ¿Qué puede hacer?

  • Mantenga la calma y tranquilice a su ser querido.
  • Incorpórelo, intente que respire más despacio y profundo y proporcione corriente de aire abriendo las ventanas o utilizando un ventilador o un abanico.
  • Administre la medicación que le hayan indicado los profesionales.

Náuseas y vómitos:

A veces la persona enferma puede sentir náuseas o vomitar. Esto es desagradable tanto para él o ella como para su entorno. ¿Qué puede hacer?

  • Póngale de lado con una toalla o empapador para proteger la ropa de cama. Si hay sangre, utilice toallas preferiblemente oscuras para disminuir el impacto visual.
  • Administre la medicación que tenga pautada para estos casos y comente el problema con su equipo sanitario de referencia por si necesitara una valoración por su parte.

Cambios en el ritmo respiratorio:

En los últimos días, la forma de respirar puede volverse irregular, con periodos sin respiración durante bastantes segundos, seguidos de otros en los que se produce una respiración rápida. También es posible que aparezcan otros fenómenos como el hipo. ¿Qué puede hacer? Incorpore a su ser querido en la cama, colocándole una almohada debajo de la cabeza. En ocasiones, ladearle la cabeza puede mejorar su comodidad.

desorientación e inquietud

Desorientación e inquietud

La persona puede parecer confundida sobre la hora, el lugar o incluso sobre quiénes son los miembros de su familia, sobre todo a partir del atardecer. En ocasiones pueden aparecer alucinaciones, desorientación y agitación. Las causas pueden ser múltiples: desde estreñimiento, retención de la orina o infecciones al propio mal funcionamiento de los órganos. ¿Qué puede hacer?

  • Cuando se acerque a su ser querido, identifíquese recordándole su nombre en lugar de obligarle a adivinarlo. Si no le reconoce, sepa que en esta situación puede ser normal.
  • Háblele suavemente, con claridad y franqueza.
  • Puede darle algún masaje en la frente, leerle algo relajante o ponerle música suave. Por la noche, mantenga una luz tenue encendida que no le moleste.
  • En caso de confusión extrema, alucinaciones o agitación, y siempre ante cualquier duda, consulte al personal sanitario.

Ruido y secreciones respiratorias (estertores):

En las fases más próximas a la muerte, la persona podría producir sonidos de gorgoteo o murmullo al respirar, como si tuviera burbujas de líquido en el pecho o la garganta. Estos ruidos no significan que tengan más dolor o sufra más y, aunque pueden ser molestos para las personas acompañantes, no lo son ya para su ser querido, que tiene conciencia disminuida. ¿Qué puede hacer?

  • Ladéele la cabeza y permita que las secreciones salgan hacia fuera, colocando una toalla para que no moje la almohada. También puede limpiar las que lleguen a su boca con una gasa húmeda.

Somnolencia:

Es normal que su ser querido se encuentre más callado que de costumbre y con poco interés por lo que le rodea. También que pase gran parte del tiempo durmiendo, mucho más de lo habitual, hasta el punto de que llegue a ser difícil despertarle. ¿Qué puede hacer?

  • Organícese para pasar con el o ella el máximo tiempo que permanezca despierto/a.
  • Siéntese a su lado, tome su mano, háblele con voz suave y natural, como lo haría normalmente, incluso aunque parezca dormido/a. No le pregunte cosas porque probablemente no podría responder.
  • Nunca suponga que no puede oírle. El oído y el tacto se pueden mantener hasta el final. Procure no hablar en susurros en la habitación para no molestar.

Cambios en la piel:

Las manos, los pies, los brazos y las piernas suelen estar frías al tacto. Al mismo tiempo, hay cambios en el color de la piel, que se vuelve pálida y con manchas, a causa de que la sangre se concentra en los órganos vitales y se reduce su circulación por las extremidades. ¿Qué puede hacer?

  • Trate de mantener el calor corporal para asegurar la comodidad de su ser querido.
  • Evite que las mantas supongan un peso excesivo que le incomode.

Fiebre:

En esta fase puede aparecer fiebre elevada. Las causas más frecuentes son infecciones, alteraciones de las zonas del cerebro que regulan nuestra temperatura o bien sustancias que son liberadas por tumores en paciente oncológicos. A veces esta fiebre no responde a la medicación, que en todo caso ha de ser indicada por el equipo sanitario. ¿Qué puede hacer?

  • Trate de mantener el calor corporal para asegurar la comodidad de su ser querido.
  • Evite que las mantas supongan un peso excesivo que le incomode.

Incontinencia:

Debido a la relajación de los músculos, en los momentos finales la persona puede perder el control de la expulsión de orina y heces. ¿Qué puede hacer?

  • Trate de asegurar su comodidad usando dispositivos que facilitan mantener la piel limpia y seca a pesar de la incontinencia (pañales, empapadores, cremas, etc.)

Reducción de la orina:

La cantidad de orina disminuirá en volumen y tomará un color cada vez más oscuro, debido a que cada vez estará más concentrada. Esto se debe a la reducción en el consumo de líquidos y a que los riñones funcionan cada vez menos. ¿Qué puede hacer?

  • Si su ser querido deja de orinar puede tener molestias en la región del bajo vientre o manifestar inquietud. Consulte al personal sanitario para que valore si hay una retención de orina y es necesario colocar una sonda que alivie el malestar.

Estreñimiento:

Los analgésicos, la inmovilidad y la escasa ingesta de líquidos suelen provocar estreñimiento en el final de la vida. ¿Qué puede hacer?

  • Consulte con el personal sanitario para que puedan valorar la necesidad de prescribir un medicamente específico o tomar alguna medicina.

Calidad de vida:

Es imprescindible favorecer su confort su autonomía y su autoestima. ¿Qué puede hacer?

  • Es recomendable fomentar la realización de actividades placenteras y la actividad física, evitando la pasividad. Por eso es importante identificar las actividades que la persona enferma puede hacer de forma independiente e introducir las adaptaciones que sean necesarias para pueda realizarlas sin cansarse.
  • Fomentemos actividades como la lectura y escritura, escuchar música, pasear y disfrutar de la luz y del paisaje, ver cine, facilitando posturas cómodas e instrumentos facilitadores. Adecuaremos las visitas a sus preferencias tanto en número como en el tiempo de duración.
  • En ocasiones pueden aparecer distintas alteraciones en el estado de ánimo, como ansiedad o ánimo decaído. Planificar actividades para el día, fomentar las visitas que más le apetezcan y que sean más agradables y ayudar a controlar el miedo son medidas útiles para mejorarlas. A veces puede ser necesaria la administración de medicación.
  • Es importante crear un ambiente adecuado y tranquilo, limpio, que favorezca la comunicación, respetando en todo momento su intimidad y en ocasiones, su necesidad de soledad. La buena comunicación entre pacientes y familiares disminuye la ansiedad, contribuye al control de síntomas y favorece el crecimiento personal de la persona enferma en su última etapa de vida.

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