En muchos currículums se lee la palabra “proactividad” en la sección de habilidades personales. Esto es debido a que, a la hora de buscar trabajo, los reclutadores valoran en los candidatos que tengan una actitud proactiva, ya que esta aporta beneficios a las empresas, como la resolución y prevención de problemas, o la propuesta de estrategias de mejora. 

¿Pero tienes realmente una actitud proactiva? En este artículo te indicamos las claves de la proactividad y te aconsejamos cómo mejorar tu actitud para así demostrarlo en el entorno laboral. 

Actitud proactiva y actitud reactiva.

Según la RAE, una persona proactiva es aquella “que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos.” Es una persona con iniciativa que gestiona cualquier situación, por difícil que sea, anticipándose a los hechos y reaccionando con rapidez. Una persona con actitud proactiva es resolutiva, una capacidad que valoran mucho las empresas. 

En cambio, una persona con actitud reactiva espera a que llegue el problema para entonces reaccionar, es decir, adopta conductas totalmente pasivas. Esta actitud, al contrario que la proactiva, tiene connotaciones negativas, ya que no aporta nada a un trabajo e incluso, perjudica a la empresa. Una conducta reactiva se ve muy influenciada por las emociones en la toma de decisiones normalmente cediendo el control ante las circunstancias.

Ejemplos de actitudes proactivas y reactivas

Te indicamos algunos ejemplos en los que un trabajador tiene una actitud reactiva, con respecto a uno que tendría una actitud proactiva.

  • Si mandan una tarea complicada en el trabajo, una persona con actitud reactiva le dirá a su jefe que lo va a intentar hacer, mientras que una proactiva le dirá que lo hará.
  • En una discusión con un jefe, una persona reactiva reacciona de forma desesperada, mientras que uno con actitud proactiva no pierde el control de la situación y no le influye en el resultado de su trabajo.
  • Ante un gran volumen de tareas, una persona reactiva realiza su trabajo en el último momento, mientras que una actitud proactiva es la de la persona que intenta hacerlas lo antes posible, y si le sobra tiempo incluso adelanta tareas futuras.
  • Al entrar en un nuevo empleo, una persona con actitud reactiva espera a recibir indicaciones, mientras que una proactiva cuestiona y aporta sugerencias a lo que cree que puede ser mejorado.

Estos son sólo algunos ejemplos en el entorno laboral que demuestran cómo una persona con actitud proactiva destaca frente a una con actitud reactiva. La proactividad es un elemento esencial para mejorar la productividad laboral. 

La importancia de tener una actitud proactiva

¿Por qué es de suma importancia que una empresa cuente con una plantilla llena de personas con actitudes proactivas? Es sencillo, el comportamiento proactivo es fundamental para destacar en un entorno tan cambiante y competitivo, pero sobre todo implica compromiso en el proyecto y, por supuesto, en la empresa.

Las personas proactivas asumen el control de su conducta y tienen la iniciativa para el desarrollo de estrategias y mejoras en su entorno laboral. Un trabajador con estos valores propositivos puede ser totalmente autosuficiente y sabe actuar ante cualquier adversidad, por lo que también es un perfecto líder. 

Una actitud proactiva aporta productividad a la empresa, ya que el trabajador que tiene este comportamiento logra, ante todo, mejorar su desempeño laboral.

5 claves para ser proactivo en el ámbito laboral

¿Consideras que tienes una actitud proactiva? Te damos algunas claves para extender tu proactividad en el ámbito laboral. 

  1. Transforma tus ideas en acciones: Para ello, debes trazar objetivos realistas, siempre orientados hacia resultados. Una persona proactiva es estratega. 
  2. Planifica y proyecta tus objetivos: Organiza tus tareas mediante acciones que respondan ante tus objetivos finales, de forma que también puedas prevenir contratiempos. Por ejemplo, dedícale un tiempo a revisar tu trabajo antes de enviarlo. 
  3. Sigue formándote: Mantenerte actualizado es importante para incluir tendencias y elaborar estrategias adaptadas al cambio actual. Para ello la formación es la mejor vía.
  4. Toma responsabilidad de tus actos: Practicar la autoevaluación te lleva a asumir tus errores, y poder implementar soluciones más rápido. No hay problema si te equivocas, lo importante es que aprendas de los errores y puedas prevenirlos en un futuro.
  5. Participa en las conversaciones con tus compañeros: Una persona con actitud proactiva participa activamente en las conversaciones, de forma que pueda influir en el curso de la acción, aunque no estuviera directamente involucrado en estas tareas. Esta iniciativa de ayudar a resolver problemas de otros compañeros es fundamental para reforzar el trabajo en equipo

Esperamos que este artículo te haya servido de ayuda para desarrollar tu actitud proactiva en el entorno laboral y pongas en práctica las claves de la proactividad. Desde Fundación ASISPA te invitamos a que nos sigas en nuestras redes sociales para más consejos y novedades: LinkedIn, Twitter.