Hoy en nuestra Cadena de Participación hablamos de nuevos modelos de convivencia. Concretamente, charlamos con la cooperativa Convivir, enfocada en el Cohousing para personas mayores.

Las respuestas a las preguntas de la entrevista de hoy son “grupales”, porque todas las ideas que se exponen están amplísimamente debatidas entre los socios de la cooperativa y coinciden en ellas. Les gusta hablar del proyecto en grupo, alejándose de perspectivas individuales.

1.- Háblanos de ti, de tu asociación y tu trayectoria.

Somos socios de Convivir y parte del grupo inicial que impulsó la cooperativa desde el principio. Compartimos características con todas las personas que hicimos posible que hoy exista la cooperativa: tenemos orígenes muy diversos, tanto geográficos o biográficos como profesionales, y en general tenemos detrás una historia de compromiso social, de participación en movimientos asociativos, sindicales, solidarios… en todo tipo de grupos sociales. Estamos bastante acostumbrados a llevar adelante proyectos que muchos consideran utópicos, a perseverar, a pelear… Y se puede decir que no nos dan miedo los retos.

Constituimos en 2007 una cooperativa integral con el objetivo de hacer un conjunto de viviendas colaborativas para mayores, un “cohousing”, después de bastantes años de andadura -dedicados a acariciar la idea del proyecto, empezar a creer que era posible y participar en otra propuesta que no fructificó. Finalmente dimos el paso de intentar dar forma a unas ideas que compartíamos todos y creamos la cooperativa.  Pensábamos que íbamos cumpliendo años, que quizá en algún momento necesitaríamos ayuda, y buscábamos alguna solución distinta a las que se nos ofrecían: nos parecía terrible llegar a ser una carga para hijos o familias porque queríamos decidir nosotros mismos qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo; mantener proyectos e ilusiones, aunque pasaran los años; seguir siendo dueños de nuestras vidas… Y coincidíamos en que la mejor forma de conseguirlo era envejecer en grupo, con amigos, afrontando los retos entre todos, como hemos hecho siempre.

El primer objetivo de la cooperativa fue construir ese espacio de convivencia donde se armonizara la independencia de los que allí vivieran -contando con apartamentos propios, pequeños, pensados para una o dos personas-, con la vida colectiva y las actividades comunes -disponiendo de zonas de uso colectivo, de servicios, de ocio, talleres, etc. Y, además, queríamos gestionar todo eso entre todos. Se trataba de que esta fuera una seña de identidad, porque la cooperativa es de todos. Lo veíamos como una alternativa a las residencias de mayores y, en general, a las formas que tradicionalmente se han implementado para afrontar la vejez y la pérdida de capacidades.  Empezamos a dar pasos, y al avanzar fuimos retocando la idea inicial: la realidad a menudo choca con los sueños, y según evolucionaba el proyecto íbamos cayendo en detalles que en principio no veíamos. Incluso ahora, y estamos viviendo en el Centro desde julio de 2015, seguimos retocando cosas y pensando posibles alternativas para mejorar funcionamientos.

Se trata de abrir perspectivas, de ensayar nuevas vías… Un poco aquello que decía Pablo Milanés “los caminos que encontramos hechos son deshechos de viejos vecinos. No crucemos por esos caminos”.

2.- ¿En qué proyecto estás trabajando ahora?

Nuestro objetivo ahora es hacer posible que ese sueño que es Convivir siga adelante y se perpetúe en el tiempo. Un cohousing de mayores tiene el riesgo de morirse con sus fundadores, y el reto es pensar alternativas y abrirlo a otras perspectivas para que no sea así.

Primero pensamos en hacer conocido este proyecto. Creemos, de verdad, que tenemos entre manos algo valioso que puede representar una muy buena alternativa para adultos mayores, que ofrece un entorno amable para desocuparnos de la parte más prosaica de la vida y dedicarnos a lo que nos apetezca y nos guste en un ambiente amistoso y abierto, desarrollar proyectos personales, continuar con nuestras aficiones, y seguir creciendo en compañía y con independencia. Estamos tan seguros de que esto es algo apreciable que cuando alguna persona se interesa en Convivir, le ofrecemos que venga transitoriamente, en alquiler, a pasar con nosotros un tiempo y decida luego si le gusta y quiere hacerse socio de la cooperativa.

También entendemos que la idea de cohousing es lo suficientemente potente como para intentar ampliar el proyecto original: colaboración con ámbitos académicos y profesionales, ofertas a colectivos, posibles oportunidades a partir de eso que se viene llamando “nueva normalidad”, cuestiones en las que todos los socios debemos pensar y discutir para alcanzar nuevos modelos. Y creemos que esta realidad de “proyecto en construcción” también puede ser muy atractiva para quienes se acerquen a Convivir: esto no es un algo terminado, rígido y cerrado al que las personas deben incorporarse incondicionalmente, sino un proyecto abierto a nuevas aportaciones, a nuevas opiniones.

3.- ¿Qué es lo que te movió́ a hacer lo que haces?

La vida cambia continuamente, pero para los mayores cambia muchísimo menos, o se tarda demasiado tiempo en percibir esos cambios. En general, desde que comenzamos la vida adulta, solemos vivir siempre de la misma forma, como si los años no pasaran, y de repente nos damos cuenta de que han cambiado cosas: nos da pereza salir a cenar con los amigos, ya no nos gusta tanto trasnochar, eso de organizar una comida en casa para todos supone una “trabajera” inasumible… esas son las primeras señales de que algo está cambiando en nuestras vidas, que ya no somos los que éramos. Y lo peor es que a partir de ese momento van disminuyendo las ganas de transformaciones radicales. El siguiente paso es que te den las cosas pensadas: tus hijos, tu familia, o alguna circunstancia -dramática, como alguna discapacidad, o cotidiana, como el inabarcable piso familiar…

Ese relato lo hemos visto en nuestros padres, a veces con situaciones más acuciantes, de enfermedades y dependencias, y todos teníamos meridianamente claro que no queríamos ese proceso. Teníamos claro, incluso, que nuestro proyecto requería que lo abordáramos con fuerza y ganas, que el Centro estaría para vivirlo “desde ya”, que no se trataba de crear un “aguanta viejos”, sino un espacio de convivencia donde proseguir con nuestra vida y nuestra historia.

4.- ¿Qué impacto buscas con tus acciones?

Nuestra ambición es que aquello en lo que trabajamos pueda ser aprovechado por la mayor cantidad de gente posible.

Pensamos que el modelo de cohousing para mayores aporta un cambio trascendental en la manera de afrontar la vejez, que la dinamiza, que aleja los “aparcamientos de ancianos”, y por eso queremos encontrar la forma de que llegue al mayor número de personas y que, además, sea un proyecto factible. Creemos que un primer paso es conseguir que este modelo se recoja en toda la legislación aplicable a equipamientos sociales, tanto normativa estatal, como autonómica o local.

Una cooperativa de cohousing de Asturias ha trabajado con la Consejería de Bienestar Social del Principado hasta conseguir la publicación del “Criterio Interpretativo 6/2019, sobre Régimen de Autorización de Alojamientos Colaborativos para la Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia”, en el que se reconoce a los cohousing como centros de servicios sociales. Ahora ese camino deberíamos recorrerlo en todas las autonomías del Estado, porque es la única forma de facilitar la proliferación de este tipo de equipamientos.

El camino siempre es intentar que lo que haces sirva a los demás, que les de ideas, que les inspire para mejorar o para buscar su camino. Aportamos una forma distinta de ver y vivir la vejez, pero es muy importante que nuestro proyecto llegue a otros, que sea un peldaño en ese camino de superación en el que estamos todos.

5.- ¿Qué es para ti la innovación en proyectos sociales?

Apuntar alto. Mantener siempre una visión utópica. No tiene sentido ser solo práctico y posibilista. Si no soñamos y luchamos por lo imposible, nunca innovaremos de verdad.

Los proyectos sociales deben ser cada vez proyectos más humanos, que consigan mayor bienestar para grupos de personas más grandes, y para ello hay que profundizar sin cortapisas, soñar a lo grande… Luego, cuando empiecen a aparecer las dificultades, será necesario aguzar el ingenio, y a lo mejor es preciso descender a la tierra y rebajar algo el sueño, pero el inicio debe ser siempre muy ambicioso.

En pocas palabras, para nosotros un proyecto es innovador cuando, como se decía más arriba, abre un nuevo camino. Continuando con la canción de Pablo Milanés, esos “caminos que encontramos hechos” y que son “deshecho de viejos vecinos”, en realidad solo “son caminos muertos”.

6.- ¿Qué es para ti la participación?

Claramente, sentirse concernido por todo lo que ocurra y afecte al proyecto, y, por tanto, sentirse obligado a pensar, opinar, colaborar, contribuir… sobre todo, y en todo.

En una cooperativa se da por supuesta la participación puesto que, al fin y al cabo, una cooperativa “es de todos”, y así está recogido en la normativa que consagra además la autoridad de la Asamblea de socios; pero también es verdad que la participación supone una parte de responsabilidad y de trabajo: para participar es obligatorio conocer e implicarse, porque solo así tiene sentido la participación.

7.- Hablemos del presente y de manera más global… ¿Cómo ves la sociedad contemporánea?

Dividida, muy polarizada. En estos momentos nos parece muy importante ser capaces de grandes consensos, buscar los principios fundamentales y ponernos de acuerdo en ellos: luchar contra la pandemia como sociedad; conseguir no dejar a nadie atrás, ni personas ni países; potenciar la sanidad, la educación, la i+d+i; empeñarnos en hacer un mundo más justo y austero… son todas cosas que se dicen mucho, pero parece que no acabamos de creerlo.

Y es obligatorio mantener la esperanza, la humanidad siempre avanza así que, seguro que mejoraremos, aunque no lo veamos nosotros.

8.- ¿Qué te ves haciendo dentro de veinte años?

Seremos muy viejitos, ¿eh?… pero probablemente seguiremos con ganas de transformar el mundo, manteniendo la capacidad crítica, y deseando aportar algo a la sociedad, aunque sólo sea experiencia.

Por supuesto, sería estupendo participar en nuevos proyectos en marcha, aunque no sea en primera línea.

Y reírse mucho, eso es fundamental.

9.- Saber vivir es encontrarle sentido a la vida, ¿cuál crees que es ese sentido?

Desde nuestro punto de vista el sentido de la vida, de cada vida, tiene mucho que ver con la búsqueda -y el hallazgo- de unos valores y unos principios por los que merezca la pena recorrer el camino que tenemos delante.

Tiene que ver también con buscar y encontrar proyectos de los que te enamores y puedas luchar por ellos con otros, porque también existe un sentido de la vida colectivo, y eso te llevará a estar rodeado de personas a las que se pueda querer y admirar.